Esta vez me toca a mí
El domingo 18 de mayo, al igual que todos los domingos que hay etapa de la AAU, nos levantamos temprano, y como casi siempre, la noche anterior nos acostamos tarde. Esta vez se debió, al compromiso de Lety y Pablo, por lo cual la excusa es más que valedera. Preparamos el mate y salimos rumbo a Parque del Plata en el Luju-móvil, el que a las pocas cuadras de partir, se quedó sin nafta lo cual nos retrasó, pero no fue lo único, ya que el Pato prometió estar a las 8:30 hs. en tres cruces y llegó una hora y cuarto tarde, es decir, que llegamos a destino apenas veinte minutos antes de que comenzara la carrera, lo que preocupo bastante a nuestro gran capitán.
Después de esos insucesos, la carrera que estuvo muy buena, el recorrido fue bastante agradable y lo mejor de todo, fue que se dio algo que nunca se va a volver a repetir y es que tuve al plusmarquista Ernesto Zamora a menos de 100 metros hasta el kilometro uno y medio, más o menos. Pero volvían los insucesos, en el primer puesto de hidratación un niño me vino a alcanzar una botella con agua y no midió bien las distancias, me lo llevé puesto. Como poder olvidar los ojos de aquel niño ante la embestida de 100 kilos en movimiento -lento pero movimiento al fin-, en la segunda vuelta ya no lo encontré, espero que con algunos años de psicoanálisis pueda superarlo. Unos metros más adelante y nuevamente en carrera, en la puerta de su casa y junto a su esposa, estaba el Ronco, no el famoso técnico de Rampla, el padre de un ex compañero de baby fútbol, que en cada ocasión que pasaba me invitaba a tomar mate y comer bizcochos, menos mal que eran dos vueltas, sino hubiera sido mi primer abandono. Finalmente llegué, al igual que los demás compañeros, aunque el Pato volvió a llegar tarde, nuestra joven promesa se arrastró, pero no importa porque a todos alguna vez nos pasa, en realidad, a mi me pasa casi siempre...
Pero sin dudas lo mejor estuvo en la llegada, desde el bailongo que se armó frente al club, cuando nos acercamos a ver que era lo que ocurría, una señora con exceso de maquillaje nos invitaba a que pasemos para deslumbrar al ritmo del dos y uno, pero quedó para otra oportunidad, estábamos muy cansados.
Ah!!! me olvidaba, el luju-móvil se quedó otra vez cuando estábamos volviendo.
Por Seba
LyS en Parque del Plata
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LyS
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