Esas cosas recordé cuando fui nuevamente a Piriápolis con motivo de la San Antonio que no corrí por los incendios. Pensaba como un lugar tan hermoso me podía hacer pensar en esas sensaciones que viví en la última etapa del campeonato de media maratón. En la sección "cosas que no hay que hacer antes de una carrera" probé una nueva jugada: se precisa tener un espacio artístico que requiera de tu atención durante todo el día anterior, en mi caso, salir en una murga, y a eso sumarle dormir lo menos que se pueda, algo así como un par de horas, y a eso sumarle el traslado al lugar de la competencia. A partir de ahí te pueden empezar a pasar cosas que no te dejen aprontar lo suficiente como para encarar de buena manera el esfuerzo al que vas preparado. Por ejemplo, que la cámara con la cual registrás tu paso por los caminos se quede en blanco, producto de un golpe que había sufrido en un intento de hurto el día anterior, cuando tu novia, en este caso mi novia, Nathalia, te iba a ver al evento artístico antes referido. El hurto no prosperó, pero el roce del morral en su cuello y el daño al aparato ya fueron suficiente dolor de cabeza. Y si cuando te vas a anotar y esperás que por lo menos te den una botella de agua y te dan ¡¡¡un paquete de chicles!!! de última guardalos, que en algún momento los vas a usar. Bueno, empecemos a ver lo positivo. Fue la media maratón con más lujuriosos en carrera. Además de quien escribe, Pablo D, Leti, que hacía su debut y Facundo, que si bien no está registrado oficialmente es un lujurioso en funciones. Tambíen hacía su estreno en la distancia. Importante fue el aliento que llegó desde fuera, que en número superó a los competidores. Nathalia y Lucía, en calidad de novias y la barra que estaba parando con ellos. El disfrutable marco del lugar nos mostró que el viento es un enemigo persistente. Es la primera carrera que corro donde a pesar de cambiar la dirección del recorrido, siempre tuvimos viento en contra. Íbamos y veníamos, pero el fuerte viento siempre estuvo en contra. Más esfuerzo para la travesía. Todos fuimos con objetivos diferentes que pudimos cumplir. Yo terminé exhausto como nunca antes. Los últimos tres kms los hice arrastrándome. Al llegar, estuve a punto de desparramarme en el suelo, pero me dió para pensar que si lo hacía me iba a costar mucho levantarme. Con todo eso, igualmente estuve por debajo de mi peor registro en la distancia, en mi debut el 2007 en Montevideo. Si miran las imágenes podrán verme bastante pálido y apenas en pie. Pablo D y Facundo corrieron juntos y se sintieron muy bien. Pablo venía arrastrando una lesión por lo que estuvo lejos de sus marcas anteriores y superaron las dos horas. Leti cumplió al realizar con éxito el trazado. Por lo expresado no era el mejor día para debutar, pero se sacó el temor previo de encima, y siempre bien custodiada cumplió con su cometido. Lo bueno es que tiene paño para bajar esa marca en un futuro. Mucha fruta en la llegada y a recuperar el agua que faltó en el último puesto de hidratación, ya que ahí sólo había bebida isotónica, por lo que los últimos siete u ocho km fueron sin agua ante un sol que pegaba duro ya a esa altura del día. El dolor, el sacrificio y el cansancio valieron la pena sin lugar a dudas para decir presente en una hermosa competencia.
Media maratón, hasta el año que viene, no, gracias.
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